España se ha convertido en uno de los epicentros de la pandemia más importante de este siglo. Sin embargo, y aunque todas las evidencias científicas parecían pronosticar un impacto en nuestra sociedad de tintes adversos, puede que sea más terrible de lo que auguraban los expertos. Estado de alarma, de sitio, de confinamiento permanente... cada vez que vemos las cifras, nos parece más recomendable enclaustrarnos en nuestros hogares y no salir hasta el verano.

El punto de vista de un distribuidor de material sanitario es ciertamente relevante, porque nuestra relación con la sanidad es muy grande. Proveemos de todo tipo de productos necesarios en la vida diaria de clínicas u hospitales. Y hoy más que nunca se ha comprobado lo vital que es el sector.

La tendencia del mercado desde finales de 2019 y principios de 2020 daba lecturas un tanto extrañas, provocada fundamentalmente por la crisis en China, un país, a priori, lejano, pero de una incidencia a nivel mundial profunda. No en vano son los mayores productores de material fungible del mundo. Y eso provocó un efecto dominó en nuestro país. El mercado empezaba a estar desbordado y, sin saberlo, íbamos a afrontar un desabastecimiento de productos nunca visto.

DESDE HACÍA MESES, ALGO ESTABA PASANDO.

Quizás no queríamos ver lo que sucedía pero los grandes pensadores que tienen las empresas sí lo hacían, sí lo veían, y nos extraña que los gobiernos no lo hicieran. "Cuando el río suena, agua lleva". Aquí había un maremoto. Os lo podemos asegurar. Sin mascarillas desde finales enero de 2020, a 2 meses del encierro. Y queríamos estar preparados.

Por nuestra parte, contemplábamos impertérritos como aumentaba la demanda sin haber oferta. Todos los días recibíamos llamadas a lo largo y ancho del país, gente que jamás lo había hecho o que nos acababa de conocer por la web. Febrero fue el mes más decisivo. Todo el mundo buscaba lo mismo, mientras que parte de la oferta se había marchado hacia China, que demandaba cantidades en toneladas. Nos llegaron a pedir de cientos de miles en cientos de miles cuando ya no quedaba de nada. Nos temíamos lo peor, que todo esto no fuera pasajero, que venía algo gordo hacia aquí y no estábamos valorando su impacto. La sensación que nos transmitían los proveedores era muy mala ya que el gigante chino había cerrado sus puertas.

Ahora esperamos que ese mercado nos devuelva el favor. Con los problemas que este hecho tiene. Importar de China es complicado y eso está haciendo que el propio gobierno se dé cuenta de lo difícil que nos lo ponen a los distribuidores. Vaya descubrimiento.

Así que, desde el sector de la distribución de material sanitario, desde Mevesur, esperemos aprender de esta crisis. Dejen trabajar a los profesionales, hagan caso de los consejos, prepárense con tiempo para la siguiente crisis y controlen como sea la información, puesto que otra evidencia del daño que hace la incultura es la reacción de la gente, que incluso hoy, sigue incumpliendo la cuarentena con total impunidad.

Por último, la reflexión final sobre esta pandemia la harán las generaciones venideras, si aprendemos todos de ella. De la capacidad como nación de rectificar nuestros errores e impulsar las verdaderas necesidades que España tiene, vendrá el impulso definitivo para mejorar en todas las facetas de la sociedad. Palabras como "investigación", "epis", "fabricación propia" o "sanidad pública" serán salvaguardadas o desechadas si tropezamos de nuevo con la misma piedra. Que España no puede permitirse vivir del turismo ya es un hecho. Veremos como encara el Estado esta recta final y nos dirige hacia la verdadera España del siglo XXI. Estaremos esperando. No lo duden.

David Ortega Valiente es colegiado del ICAM y abogado ejerciente. Asesora a empresas en materia laboral, mercantil y fiscal.