Al igual que las actividades y servicios se han catalogado de primera necesidad, también ciertos productos han adquirido dicha etiqueta, nos referimos a medicamentos, productos de higiene y desinfección, material de protección biológica de todo tipo (guantes, gafas, mascarillas...) y material sanitario como los famosos respiradores. El gobierno se ha posicionado como valedor de estos productos y suministrador oficial de los mismos. Pero ¿se está dando la cobertura necesaria? ¿Llegan a todos lados? En este artículo, y basada en la experiencia de la empresa de suministros médicos Mevesur, ofreceremos otra visión de estos productos.

Como empresa de suministros médicos, la demanda de productos de los denominados primera necesidad ha sido enorme. Dejando al margen el desabastecimiento, lo cierto es que la sensación del mercado es que no estaba preparado para esta guerra y que catalogar la importancia de cada cosa en situación de crisis provoca que la generalidad venza al interés particular.

En los últimos días, hemos tenido peticiones de profesionales que buscaban material cuyo stock estaba agotado, justamente por ese bien general, pero que era imprescindible para la labor que desempeñaban. Es algo similar a lo que ha sucedido en el sector servicios, que ha primado la salvaguarda del colectivo sanitario, en su lucha más inmediata contra el virus, que el resto de las actividades denominadas esenciales. Ahí tenemos el ejemplo de los farmacéuticos, no solo sin mercancía que vender sino para proteger a sus trabajadores. Así que, ¿qué es esencial o prioritario para el caso particular?

El caso particular que más nos ha impactado en la empresa ha sido el de una residencia de ancianos que buscaba jeringas para suministrar alimento a los enfermos con sondas gástricas, cuyo abastecimiento se había cortado, y en una situación de tal gravedad, han recurrido a nosotros. Se nos olvida en esta crisis que nuestra población sigue enfermando, sigue estando ingresada por otras circunstancias y los profesionales que les atienden necesitan que siga habiendo aprovisionamiento de los artículos usuales.

De nada sirve protegernos frente a un virus si por el camino desatendemos otras urgencias igualmente necesarias que podrían provocar un daño a la sociedad. Es el caso particular, al que hacíamos mención. Esa persona que precisa de unos cuidados determinados y que los médicos, o su propia familia, deben administrar. Ellos también son afectados por la pandemia, aunque de otra forma.

Nuestro más sincero apoyo, respeto y solidaridad a todos esos pequeños desconocidos, sobrepasados por el interés general, buscando recursos para continuar con su día a día, personas dependientes, con diversidad funcional, enfermedades crónicas y un sinfín de personas anónimas que superan también esta crisis desde nuestro desconocimiento.

Un aplauso también para ellos.

Estamos con vosotros.

Todos juntos venceremos a este veneno, de manera particular y general, no lo duden.

David Ortega Valiente es colegiado del ICAM y abogado ejerciente. Asesora a empresas en materia laboral, mercantil y fiscal.