Las llamadas pinzas de fístula o clamps obtienen el nombre por el término médico "fístula arteriovenosa", que viene a ser un bloqueo anormal de una arteria y una vena, que quedan "pinzadas" permitiendo el acceso de una a otra. Las pinzas de fístula cumplen este objetivo puesto que bloquean la salida y flujo de líquidos como la sangre y así impedir el paso.
También se conocen como pinzas hemostáticas puesto que su uso se aplica para controlar sangrados.
El uso más común de la pinza hemostática de fístula es la del control de sangrado mediante la presión de la pinza en la zona adecuada. Su fácil manipulación con una mano posibilita que el usuario pueda realizar distintas acciones con la mano libre, en procedimientos como hemodiálisis en las que se precisa ambas manos.
Se puede usar para el control de vías tanto alimentarias como urinarias, para pacientes encamados, que residan en sus domicilios y requieran atención. Es una forma sencilla de bloquear vías y así poder realizar cambios de bolsas, accesorios o cualquier conexión que derive, manipulando el accesorio con una mano y liberando la otra.
Históricamente se usaban pinzas de acero inoxidable para realizar la función vasopresora pero actualmente se han sustituido por piezas menos dañinas, hechas de PVC resistente, que se amoldan mejor a la mano del usuario y permiten una manipulación más rápida y dinámica.
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